
¡No os lo vais a creer! ¡Se trataba de un plano! ¡El plano de un tesoro! O mejor dicho las indicaciones, con acertijos. Y para encontrarlo tenía que ir a donde me ducho, eso ponía. Ajajá, resuelvo yo, o sea al cuarto de baño. Voy corriendo, y cuando miro dentro de la bañera, veo otro papelito. Que ahora tenía que ir a donde guardo la ropa. ¡Ja!, qué fácil, a mi armario. Voy corriendo y allí encuentro... Pues otro papelito. Que tenía que ir a donde se guarda la ropa para planchar. Pienso un poco, ¿dónde se guarda la ropa de plancha...? ¡Ah, sí, en el cesto del pasillo! Voy corriendo y encuentro allí otro papelito que dice que para qué busco tanto por toda la casa cuando el regalo está en el mismo lugar en el que he dormido.
¡¿¿¿Donde he dormido???! Entro en el cuarto y revuelvo la cama, levanto las sábanas, sacudo la almohada. Y al final resulta que sí, es verdad, ahí estaba, bajo el colchón. Me estiro un rizo. Hummm... Esta vez el Ratoncito Pérez está un poquito bromista. Pero yo me lo he pasado fenómeno. ¡Qué chulo es que se te caiga un diente, ¿eh?! Eso sí, siempre que luego te salga otro, claro.
4 comentarios:
A mi me trajo un pajarito de los que se llaman inseparables. Un beso Daniela, me gustan mucho tus libros.
¡¡¡Espero que no te lo dejara bajo el colchón como a mí, porque si no pobre pajarito!!! Besos para ti también, Lucía.
está quedando precioso. Siento que ya no se me caigan los dientes, bueno ya me queda menos...
Gracias Elena por tus visitas. A ti también te gustan los regalitos sorpresa, ¿a que sí? No te preocupes, cuando quieras me llamas y te presto un diente. Besos con olor a naranja...
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